Muchos son los centros educativos que gozan de reputación excelente gracias algunos de los docentes que imparten clase, los genios que salieron de sus aulas o por el porcentaje de incorporación al mundo laboral de los alumnos que pasaron por ellos. Hay ya algunas evaluaciones como el informe PISA, que analiza las competencias de los alumnos de muchos países del mundo en materias como matemáticas, lengua y ciencias naturales y que valora la capacidad de los estudiantes de poder entender y resolver problemas auténticos a partir de la aplicación de conocimientos de cada una de las áreas principales.
Pero estas no dejan de ser acciones puntuales y casos precisos que hacen que ese centro cuente con dicha reputación, y cuyo precio va acorde a su caché y no con la realidad de su calidad.
No obstante, desde Best Teacher creemos que la educación es muy difícil de valorar y es que el mérito de una escuela y su calidad de enseñanza muchas veces se ve empañada por el renombre de otras muchas que, o bien, tienen más presupuesto para gastarlo en marketing, o bien su mérito ha recaído en la suerte de que de sus aulas salgan genios, aspecto que se han encargado de remarcar muy bien.
Creemos que hay escuelas donde su mérito va mucho más allá, que han conseguido algo mucho más difícil… motivar y emocionar con su enseñanza a miles de alumnos y recuperar en ellos el interés por aprender y seguir evolucionando y sin embargo este hecho está infravalorado.
Nos fijamos en otros sectores, como el de la hostelería, donde un cliente sabe muy bien qué va a encontrar. Cuando hablamos de hoteles de 2, 3 , 4 o cinco estrellas, restaurantes con estrellas Michelín o sin ellas, o incluyo el número de tenedores por el cual se clasifican los restaurantes de forma general. Esta clasificación viene dada por unos parámetros muy concretos, unos servicios obligatorios con los que el establecimiento debe contar para poder beneficiarse de esa clasificación y unas auditorías minuciosas que se reiteran en el tiempo para verificar que los estándares impuestos se están cumpliendo. En definitiva, parámetros objetivos y una garantía para el cliente que se aloja o come en estos hoteles o restaurante.
¿Y por qué no hacer lo mismo con las academias o centros educativos? ¿No es la educación algo importante y trascendental en la vida de las personas? ¿No es también un bien inmaterial donde los alumnos hasta que no se inscriben al centro y prueban las clases impartidas no saben si realmente los contenidos se adaptan y satisfacen sus necesidades?
Es por ello, que vamos a detallar en este artículo la propuesta de valor que damos desde Best Teacher sobre una posible clasificación de los centros de formación y los beneficios y garantías de cara al alumno potencial que podría tener esta idea.
¿Qué sistema podría utilizarse para la clasificación de centros educativos?
Para hacer viable esta clasificación, los centros educativos tendrían que dividirse en función de su tipología. Al igual que lo hacen los hoteles, restaurantes, casas rurales, albergues… esta clasificación debería diferenciarse con un distintivo especial en función de:
Guarderías
Colegios e institutos
Universidades y centros de FP
Academias
Centros de actividades extraescolares
Centros de formación para empresas
Por supuesto, entendido que diera igual si fuera público o privada. Todos gozarían de una clasificación en función de diferentes parámetros generales que más tarde explicaremos.
La clasificación al ser distinta, pues su público, las actividades y el objetivo de la formación que se imparte es muy diferente, pues la insignia tendría que ser diferente, pero siempre de 1 a 5, siendo 1 el factor elemental y 5 la excelencia. Por ejemplo:
Guarderías - Lunas
Colegios e institutos - Soles
Universidades y centros de FP - Estrellas
Academias (todas las especialidades) – Medallas
Centros de actividades extraescolares - Medallas
Centros de formación para empresas – Rombos.
¿Qué estándares se evaluarían para la obtención de esta clasificación?
Los estándares a considerar para clasificar una escuela podrían ser miles. Pero dado que esto es una idea y suposición que realizamos desde Best Teacher como propuesta para innovar en educación y crear una mayor transparencia, vamos a realizar una propuesta algo escueta en función de lo que consideramos que más dudas genera en los alumnos potenciales antes de inscribirse en una escuela.
1º Clasificación: En este rango iría lo básico que cualquier centro de formación debe poseer: Unos programas de formación adaptados al objetivo, instalaciones apropiadas sin necesidad de equipos informáticos en las aulas, sin límite de personas en el aula, un 50% de recomendaciones de sus clientes.
2º Clasificación: Algo más sofisticado pero básico. Incluyendo lo mismo que en la 1º clasificación, pero añadiendo servicios complementarios como
3º Clasificación: La gran diferencia respecto a la clasificación anterior sería la tasa de recomendaciones que pasaría al 65% con profesorado de alta calidad y cursos semi- personalizados donde los contenidos no se encuentran estandarizados sino que se adaptan a cada grupo que debe ser por obligación homogéneo por nivel real y/o por edad. En estos centros ya podríamos encontrar también servicios informáticos a disposición del alumno. El número de alumnos por aula estaría reducido a 12 personas que es número óptimo para que la formación pueda ser de calidad y montar grupos de interacción.
4º Clasificación: Estamos llegando casi a la excelencia, por ello la calidad de la formación y de la forma de transmitirlo debe ser casi óptima y donde la tasa de recomendación subiría al 80%. Estos centros deberían contar con su propia biblioteca, sala de informática, profesores de alta calidad y garantizar una experiencia completa en educación con unos altos niveles de aprobados / conocimientos adquiridos. También los alumnos gozarían de servicios complementarios como aula online donde el alumno tuviera acceso a ejercicios y lecciones complementarios a las clases. Los grupos serían de máximo 10 personas.
5º Clasificación: En este rango ya estamos hablando de la excelencia en formación. Con una tasa de recomendaciones del 90%, una inversión en innovación educativa mínima, material incluido en los servicios, instalaciones con sistemas informáticos, biblioteca de consulta en sus instalaciones y aula en la nube, servicios online a través de tutorías individualizadas, grupos muy personalizados de máximo 6 personas en el aula.
¿Quién otorgaría esta clasificación educativa?
La regularización de centros educativos, convendría que fuera competencia del ministerio de educación, donde cualquier centro educativo de nueva apertura tuviera que solicitar su clasificación en función de los estándares marcados o que también un centro que ya beneficiara de una clasificación y quisiera mejorarla, pudiera adoptar los requisitos necesarios para ellos y pedir al ministerio una auditoría para su reclasificación.
¿Cuáles serían los beneficios de la clasificación?
Este planteamiento podría ser muy beneficioso para estandarizar y dar garantía a las personas inscritas que ese centro vale lo que vale, el grado de calidad en materia educativa que se imparte en las aulas y los servicios a los cuales tiene derecho solo por estar clasificado de esa manera.
Al igual el precio iría acorde y aseguraría entrar en el error del monopolio aprovechándose de la situación con precios desorbitados o en el sentido contrario, hacer competencia desleal tirando precios.
Para los centros, sería muy beneficioso ya que de esta manera se generaría una reputación real acorde a sus cualidades, métodos exitosos de enseñanza y un ansia por ser cada vez mejor y crear e innovar en modelos que beneficien la formación y el aprendizaje del alumno y que motiven a aprender y este aprendizaje sea efectivo y se convierta en competencias aplicables a la vida real.
Otras ideas para enaltecer el sector educativo
A parte de esta clasificación, se podría generar galas con entregas de premios en el sector educativo abierto a todos: tanto a grandes universidades como a pequeños centros de formación que, aunque en la sombra, realizan una gran labor por impulsar la educación y la pasión por el aprendizaje. También garantizar una parte de estos premios a los profesores, que propuestos por las escuelas y valorados en función de sus logros y su implicación, servirían para fomentar en gran medida la apreciación del talento, sacar a la luz las acciones educativas que se ponen en marcha sin necesidad que sean proyectos de gran envergadura y que esto sirva también para alabar a los profesionales que se dejan la piel en las aulas y consiguen inculcar los valores por los que se rige la sociedad o incluso, ser el punto clave que marcará la vía por la que un alumno seguirá en el futuro.
Estos pequeños gestos generarían mucha confianza y mucho equilibrio en el sector educativo. Ya que el gran problema de hoy en día es que seguimos guiándonos por el boca – oreja sin apreciar todo el trabajo que hay detrás de una buena escuela, aunque sea pequeña, o donde los alumnos realizan grandes inversiones de dinero por asistir a una “ escuela reputada” solo por obtener un título renombrado, y que en muchas ocasiones, y en Best Teacher hemos tenido casos así, terminan llamando a pequeñas escuelas como la nuestra para afianzar conceptos y que sean más claros y los sepan aplicar a la vida real, porque en esa “ gran escuela” no han conseguido sacar algo en claro.
Desde Best Teacher nos guiamos por difundir una educación de experiencias, donde el alumno aprendan por sentimiento y donde los profesores encuentren un lugar donde sentirse apoyados para desarrollar la labor que deseen de la mejor manera que ellos saben hacer, sin restricciones ni imposiciones, porque la mejor enseñanza es la que se transmite desde el corazón.
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