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¿Cómo hacemos para que los niños sean más afectuosos?


cariño a los niños.

El afecto, el cariño, el mostrar los sentimientos más afectivos es cada vez más extraño en los niños dado que la tendencia de la sociedad es a ser cada vez más individualista debido a un cúmulo de realidades: las ciudades y los pueblos crecen, hay menos contacto, el tiempo de los padres es limitado pues la vida se ha encarecido y esto les obliga a pasar gran parte del día trabajando para poder mantener un nivel de vida que quieren para sus hijos y los avances tecnológicos hacen que no dependamos tanto de entrablar relaciones sociales presenciales sino que podemos estar en contacto a través de los dispositivos tecnologícos.

Es así que en muchos casos hacen que la personalidad del niño sea más introvertida incluso en su círculo más cercano.

Hoy con motivo del día del beso, desde Best Teacher queremos darte algunos consejos para estimular la cercanía y el cómo manifestar sus sentimientos desde la más tierna infancia.

Mi hijo es un poco distante, ¿cómo consigo que demuestre más afecto?

Es de vital importancia tanto para los niños como para los adultos saber relacionarnos y sociabilizar con nuestro entorno. Existen diferentes tipos de personas: vergonzosos, extrovertidos, tímidos, amables, desconfiados… Es un hecho. Pero, a pesar de los rasgos que conformen nuestra personalidad, debemos saber manifestar nuestra opinión, así como saber exteriorizar nuestras emociones.

Para ello, la mejor forma es no tener miedo a demostrar nuestro afecto, ya que será la mejor forma para que las personas de nuestro entorno más cercano se sientan queridos por nosotros. Es debido a ello que queramos que, desde pequeños, los niños sepan demostrar su cariño y sepan relacionarse con el resto. Pero el afecto ha de ser algo mutuo, ya que si desde pequeños ven un entorno donde se puede mostrar abiertamente lo que se siente y el cariño es el pan de cada día, recibirán la estabilidad emocional y la seguridad de su entorno.

Es importante mencionar que las muestras de amor y cuidado no son sólo los abrazos, besos, buenas palabras, caricias… Estos actos son importantes, pero sobresale que las figuras paternas o los encargados de su cuidado sepan escucharles, entenderles, entablar conversaciones con ellos con un tono de voz amable y cálido y, sobre todo, el hecho de demostrarles que estamos ahí para lo que ellos necesiten, sin importar el problema.

Sus afectos dependen en gran medida de su edad.

Cuando los niños son todavía bebés, no llegan a comprender el significado de nuestras palabras, pero son capaces de percibir el amor que sentimos en la forma en que los cogemos, les hablamos o estamos al tanto de cualquier cosa que necesiten.

Cuando crecen y llegan a la edad comprendida entre los seis y siete años, seremos capaces de que comprendan determinados aspectos con perseverancia y actos. Para ello, tenemos que inducirles a que vean que es importante ser generosos, comprensibles y tener determinadas muestras de detalles con los demás, como felicitar, agradecer, sonreír y saber escuchar. Así irán comprendiendo que las relaciones que tenemos con la sociedad resuden en intercambios de servicios junto con la forma en que nos comunicamos.

Muestras de esto lo podrán llevar a cabo desde el hogar: ayudando a los padres dejando la habitación colocada y ordenada, prestando ayuda en cualquier tarea del hogar y ayudando en cualquier cosa que esté a su alcance y que pueda ayudar a hacerle la vida más fácil a los demás.

A continuación, os proponemos algunas formas de poner esto en práctica de la manera más fácil y eficaz.

Algunas técnicas para conseguirlo:

  • Trata de que sepan expresar lo que sienten: Guíalos para que sepan utilizar las palabras más apropiadas en cada caso, así como tratar de que ellos mismos piensen, en determinadas circunstancias, cuál es el comportamiento que deben llevar a cabo ante determinadas situaciones.

  • Conseguir relaciones de amistad: Los amigos, además de ser un gran apoyo, son una fuente de aprendizaje y de relación con otra persona externa al entorno familiar. Un amigo será una forma más que duradera en la que nuestros hijos tratarán con afecto a otras personas.

  • El poder del lenguaje: Las palabras están cargadas de fuerza. Es por ello que cuando la niña o niño en cuestión deberá entender que las palabras tienen efectos y pueden llegar a herir la sensibilidad de otras personas, insistiendo en la importancia de moderarse y de saber pedir perdón. Es importante tener paciencia y ser capaces de enseñarles sin gritos, voces, o una gran charla, ya que esos comportamientos serán los primeros que copien.

  • Tener responsabilidades, un gran aliado: Debemos confiar en ellos, desde las pequeñas cosas como poner la mesa o tener cuidado con objetos delicados les otorgará una responsabilidad que desencadenará en una preciada autonomía que les será de gran ayuda ya desde pequeños, sintiéndose bien tanto con ellos mismos así como más afectuosos con el entorno en donde se encuentre.

  • Premiar los méritos, moderar los castigos: A los niños les gusta sentirse el centro de atención, es por ello que su mejor premio será llenarlos de atención y dedicación cuando hagan actos dignos de alabanza. A la hora de enfadarse o ser egoístas, será menos eficaz regañarles de forma dura y exigente que si les reconfortamos con aplausos y atención cuando ofrezcan y sean más caritativo. Uno de los métodos más eficacies para demostrárselo será, sin duda, las clásicas estrellitas que se pegan en el refrigerador por los actos que lo merezcan.

Mayor presencia de la figura paterna

El dicho popular de que los niños son más cariñosos con las mamás y las hijas lo son con los papás, carece de veracidad. Ambas figuras, sean quiénes sean sus padres o madres, influyen en todo lo que constituye la personalidad de los hijos desde la más temprana edad.

No siempre se produce, pero sí que tenemos inscrito en la sociedad que las madres serán las que presten más atención y cuidado a sus hijos, mientras que los padres presentarán menos escenas afectivas con sus hijos por diversas causas y motivos, pero es algo que tenemos que comenzar a erradicar. Los tiempos han cambiado, y aquella figura que cuide de los hijos será responsable del cuidado y afecto de estos. Las mamis trabajan, los papis también lo hacen, pero es importante que ambos se presten ahí ante las necesidades de sus pequeños, sea cuales sea su necesidad.

Por tanto, si su unidad familiar se basa en una madre y un padre que se encuentran presentes en el día a día con ellos, es fundamental que los padres disfruten del tiempo diario que pasen con ellos, llevando a cabo una crianza que se basa en la suma del tiempo que pasan juntos y en la calidad de su educación. Un niño que tenga de la misma forma a la figura paterna de su lado y con el mismo cuidado que su madre, le hará tener una realidad ajena y externa más verídica. De esta manera, entenderán que no son una extensión de su madre, teniendo un mundo independiente de ella.

Para la consecución de unos hijos preparados para el mundo externo, teniendo presente que el amor es una poderosa herramienta que nos reporta muchos beneficios, los padres también deberán tener en mente la intención de llevar a cabo una labor reflexiva en su relación, involucrando a los hijos en las decisiones y prestando atención a sus respuestas, dejando a un lado la visión de objetos o niños sin pensamientos.

El cuidado no es responsabilidad de un individuo por la asignación de su género, si no que nace del cariño y el cuidado que debemos prestarle a nuestros hijos para que crezcan de la mejor forma que cabe en nuestras capacidades.

El amor mueve el mundo.

El primer beso o el último, el de una abuela a su nieto, el de una mamá a su bebe o el de un niño a su mascota, todos son especiales. Hay besos breves o besos de película, como el del film 'You're in the Army Now', o el mítico que tuvo lugar en Nueva York en el que un marinero besaba de forma entusiasta a una enfermera.

Es por ello que los niños deben crecer rodeados del afecto de su entorno familiar, en primera instancia y de forma claramente influyente, y de las personas con las que decidirán rodearse en el futuro, tanto en el ámbito de la amistad como en el terreno amoroso. Ellos lo demandan, aunque no lo pidan. Regalemos a los más pequeños nuestro cálido amor, y dejemos a un lado aquellos obsequios materiales que, si bien generan mucha expectación en su recibida, pasan a ser algo olvidado en cuanto se rompe o queda guardado para siempre.

Un vivo ejemplo de ello es la campaña de publicidad que protagonizó IKEA en la navidad de 2014, llamada “La otra carta” y que, seguro, no os dejará indiferentes al verla:

Por tanto, debemos entender y saber que, al escuchar qué es lo que ellos sienten, derrumbaremos barreras que encierran sentimientos reprimidos que, de forma inevitable, pueden llevar al individuo a un aislamiento por entrar en un bucle en el que no sabemos cómo pedir ayuda, cómo expresarnos, cómo liberar nuestras preocupaciones o miedo a que nos juzguen por nuestros sentimientos. No existe arma más poderosa en el mundo, que el amor en cualquier manifestación, de cualquier persona, a cualquier edad y hacia cualquier destinatario.

Muchas ocasiones, decirlo es muy fácil, hacerlo es otra, sobre todo si nuestro hijo se encuentra en una etapa adolescente donde el apego a los amigos es mucho más fuerte y donde la familia queda en segundo plano. Si te preocupa la falta de afecto a tu hijo, o por el contrario, quieres que de mayor sea una persona capaz de mostrar sus sentimientos, solidaria y llena de valores, recomendamos los 3 cursos de coaching que guian a los padres sobre la educación de sus hijos según las etapas y también darse cuenta de los errores que como padres muchas veces cometemos sin querer

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